El saber filosófico


El saber filosófico

 El origen de la filosofía

Es comúnmente aceptado que la filosofía occidental tiene su nacimiento en Grecia durante el siglo VI a. C. Es también usual postular que la motivación  principal para el nacimiento de la filosofía se encuentra en una creciente necesidad  de encontrar explicaciones diferentes a las que ofrecían los mitos acerca del origen de las cosas. Existen dos factores cruciales para que surgiera tal necesidad:

·         El dinamismo comercial de Grecia, que hizo que a sus puertos llegaran personas de muchos lugares diferentes, lo que permitió que los griegos tuvieran conocimiento de explicaciones míticas pertenencias a otras culturas. Este factor causó que se empezaran a generar dudas acerca de si los mitos griegos eran correctos. Así mismo, esto hizo que muchos filósofos presocráticos, como Tales de Mileto, sintieran la necesidad de tener criterios para saber cuál de las explicaciones era correcta, independientemente de las aceptaciones culturales.

·         El desarrollo de la técnica  y el crecimiento de la ciencia en Grecia hicieron que se empezaran a preferir explicaciones basadas en la experiencia o en argumentos, superando las narraciones míticas.
En resumen, en Grecia hubo un clima propicio para buscar un tipo de explicación nuevo que fuera justificable más allá de la aceptación cultural y que, por ende, fuera aceptable de manera universal. Este cambio en el pensamiento griego se denomina el paso del mythos al lógos
3.2. La naturaleza de la Filosofía
3.2.1. La Filosofía como búsqueda de la verdad
Tal vez el planteamiento filosófico Sócrates (469 a. C.-399 a. C.) que más ha dado de qué  hablar es su declaración ignorancia, en la que afirma que la única cosa que sabe es que no sabe nada. Sócrates concibe el ejercicio filosófico como una búsqueda del conocimiento. El punto de partida del filósofo sería, entonces, ser consciente de su desconocimiento sobre las respuestas a las preguntas importantes acerca del mundo y su papel consistiría en intentar obtener tales respuestas. Por lo tanto, podemos concebir la filosofía como un “caminar” hacia la verdad y, en este camino, siempre será necesario volver críticamente sobre las respuestas que se han obtenido.
 Según esta concepción, existen dos formas diferentes de entender la verdad como objetivo de la filosofía:
Ø  La verdad serviría como guía de todas nuestras actividades relacionadas con el saber pero, en principio, no es alcanzable y, por ende, solo podemos aspirar a acercarnos cada vez más a ella.
Ø  Se puede considerar que la verdad sí es alcanzable pero solo parcialmente, es decir, relativa a preguntas y problemas concretos. Por ende, la búsqueda de la verdad será igualmente perpetua.
¿Cómo deberíamos vivir?
Ahí tienes un precepto notable: “La vida del necio es ingrata, intranquila; toda ella se proyecta hacia al futuro”. (. . .) Mas, ¿cuál es la vida, a tu juicio, que aquí se califica de necia? ¿La de Baba y la Isión? No es eso. Se habla de nosotros, a quienes una ciega pasión nos empuja hacia los goces que nos harán daño, que por lo menos jamás nos saciaran; a nosotros, a quienes si algo pudiera satisfacernos, nos hubiera ya satisfecho, que no pensamos cuán agradable es no pedir nada, cuán magnifico tener la plenitud y no depender de la fortuna. (. . .) Señálate un límite que no puedas sobrepasar, aunque lo pretendas; que se alejen de una vez esos insidiosos bienes, más estimables cuando se esperan que cuando se ha conseguido. Si hubiera en ellos alguna consistencia, a la postre satisfarían también; ahora provocan la sed de quienes los agotan. Apartemos de nosotros todo aparato de aspecto seductor; y todo el porvenir que encierra la suerte incierta: ¿Por qué he de conseguir de la fortuna que me lo dé antes que conseguir de mí no pedirlo? Mas, ¿Por qué lo he de pedir?
Séneca,
Epístolas morales a Lucilio
ü  ¿Qué es una vida necia?
ü  ¿Qué tipo de cosas podrían contar como bienes que nos hacen perder la tranquilidad?
ü  En qué consiste el saber vivir bien?

3.2.2.    La filosofía como búsqueda de la felicidad

Hay una concepción de la filosofía en la que el ideal que se busca no es la verdad sino la felicidad, entendiéndola, en sentido general, como la mejor forma de vivir, individual y comunitariamente. Considerando que todos los hombres quieren ser felices, la pregunta central de esta concepción filosófica es qué han de hacer para serlo. Tal concepción tuvo su auge con el epicureísmo, el estoicismo y el pirronismo.

Esta concepción de la filosofía está centrada en el ser humano y, si bien se ocupa de temas tradicionales como la epistemología, la lógica, la metafísica y la cosmología, todos esos estudios se realizan en tanto tienen algo que aportar a la comprensión de qué es un ser humano y, por ende, de cuál es la mejor manera que tiene él de llevar su vida. Por ejemplo, los estoicos desarrollaron toda una especie de metafísica determinista que postulaba que el hombre debía llevar una vida sin mayores preocupaciones, mientras todos los sucesos del universo sucedían según un orden casual que él no podía cambiar. Otro ejemplo interesante es el del escepticismo pirrónico, que desarrolla unos argumentos lógicos y epistémicos que buscan demostrar que es imposible considerar una tesis como verdadera y, por lo tanto, el hombre debería llevar una vida alejada de las preocupaciones que produciría querer buscar la verdad.
3.2.3.    La filosofía como búsqueda de la claridad
Uno de los filósofos más influyentes del siglo pasado, Willard van Orman Quine (1908-2000), concebía el ejercicio filosófico como “aclarar, no defender”. Desde este punto de vista, la filosofía debe encontrar el significado precioso de los términos y de las oraciones que usa para expresar tesis e ideas. Según Quine, y los demás filósofos analíticos la herramienta para tal tarea es el análisis lógico; no dejarse engañar por la gramática de las oraciones sino encontrar su estructura lógica.
 La sentencia quineana  entiende que la claridad acerca del significado de una tesis o de unas premisas prioritaria sobre su utilización en un argumento. Además, concibe que la búsqueda  de la verdad es una empresa en la que la ciencia y la filosofía deben trabajar en conjunto, siendo el aporte de la filosofía poseer un lenguaje claro para expresar las teorías y, por ende, ponerlas a prueba de una manera más satisfactoria.
 Parece innegable que la claridad en el significado juega un rol crucial en el discurso filosófico. Por ejemplo, tomemos la oración los unicornios tienen un cuerno. Si consideramos que el significado de esta oración se determina igual que el de una oración sujeto-predicado común, las implicaciones metafísicas serían muy grandes. Una oración sujeto-predicado se caracteriza por afirmar o negar la propiedad de un objeto y, por lo tanto, supone la existencia de ese objeto. Entonces, si la oración anterior se toma como sujeto-predicado, tendríamos que comprometernos con la idea de que los unicornios existen de alguna manera, así como que su verdad se determina buscando a los unicornios para ver si tienen un cuerno o no. Esto muestra que la manera de entender el significado va a tener consecuencias no solo en el sentido literal de una oración, sino el tipo de cosas a las que implícitamente les atribuimos existencia.  
3.3.     Los métodos de la filosofía
 Para hablar de los métodos de la filosofía es necesario distinguir claramente entre método filosófico y teoría filosófica. Un método filosófico es una manera particular de entender que es un problema y una forma específica de solucionarlo. En cambio, una teoría filosófica es un tipo de respuesta que se le da a un problema filosófico concreto. A continuación, examinaremos los métodos filosóficos más importantes.
3.3.1.     Método dialéctico
La palabra dialéctica significa “dialogo o conversación”. La dialéctica es un método filosófico en el que se ponen en dialogo las diferentes opiniones o tesis que pueden servir como respuesta a una pregunta filosófica. A partir de un inventario de posibles posiciones hacia una pregunta, se analizan tanto principales problemas como las ventajas que tienen tales opciones y, a través de ese análisis, se saca una conclusión que sirva como respuesta al problema. En esta conclusión se intentan evitar los problemas detectados en las respuestas analizadas, así como rescatar los argumentos contundentes de ellas. Platón (427 a. C.-348 a. C) es posiblemente el filósofo que más utilizo este método, dado que lo convirtió en su estilo de escritura. Utilizando a Sócrates como figura intermediaria, Platón redactó su pensamiento filosófico en forma de diálogos entre diversos personajes que representaban cada una de las posibles posiciones.
La dialéctica supone que los problemas filosóficos no pueden ser resueltos apelando a un experimento o a un solo argumento contundente, sino que necesitan de un análisis que abarque varios puntos de vista. El problema fundamental de este método es que no se puede tener certeza de que el análisis de diferentes opiniones encamine hacia una solución correcta.
3.3.2.    Método trascendental
En la filosofía, el método trascendental fue propuesto por Immanuel Kant (1724-1804), principalmente en su obra Crítica de la razón pura. El método trascendental  no trata de indagar cual es el origen de nuestro saber, sino de fundamentarlo, de dar razón de él. Este método tampoco intenta explicar las propiedades y las características de los objetos estudiados, sino que supone una cierta naturaleza de un fenómeno para investigar cuales son las condiciones que hacen posible que podamos conocer determinados objetos.
Tenemos como ejemplo el caso de la experiencia. El interés de Kant no es el de investigar si la experiencia se basa en objetos, en meras cualidades o conjuntos de cualidades o si todo lo que experimentamos es simplemente una ilusión. Él parte de nuestra concepción intuitiva de que tenemos experiencia de objetos y dado que la experiencia se entiende como una relación entre la mente y el mundo, pasa a investigar cómo debe ser nuestra mente y el mundo para que tal experiencia pueda darse, es decir, indaga sobre las condiciones que hace posible que la experiencia se dé efectivamente.
3.3.3.    Método naturalista 
En tanto método filosófico, el naturalismo postula que no existe una diferencia de principio entre la filosofía y la ciencia natural porque tienen objetivos y métodos similares: ambos estudian fenómenos naturales. De esta manera, los problemas filosóficos no se entienden como problemas con principios diferentes a los de la ciencia natural.
 El ejemplo más claro de este tipo de metodología es la investigación sobre epistemología que hizo Quine en su artículo La naturalización de la epistemología, en el que propone que en la epistemología no es una disciplina encargada de fundamentar el conocimiento, sino una parte de la ciencia natural, específicamente la psicología que explica cómo llegamos a tener conocimientos ordenados en teorías a partir de la estimulación de nuestro aparato sensorial. De todas maneras, hay aspectos propiamente filosóficos en tales estudios, como es la preocupación por darle claridad conceptual a ciertas nociones claves.
  3.3.4.    Método hermenéutico 
La hermenéutica como método filosófico, cuyos principales autores san Hans-Georg Gadamer (1900-2002) y Martin Heidegger (1889-1976), se puede entender a partir de una distinción entre explicar y comprender: cuando hablamos de una explicación, nos referimos casi siempre a relaciones casuales, y sobre todo a relaciones casuales que se adecuan a ciertas regularidades que llamamos leyes. El planteamiento principal de la hermenéutica es que hay al menos algunos fenómenos que no son estudiados satisfactoriamente desde ese punto de vista. Por ejemplo, explicar un conjunto de acciones humanas como el holocausto nazi utilizando relaciones de causa-efecto no es suficiente y, en cambio, es necesario tener una comprensión de él que logre darle sentido. Comprender algo es entenderlo e interpretarlo desde la propia experiencia subjetiva

3.3.5. Método analítico-conceptual

Según el análisis conceptual, cuyos principales defensores son Ludwig Wittgenstein (1889-1951) y Bertrand Russell (1872-1970), la mayor parte de los problemas filosóficos se plantean porque las expresiones filosóficas son imprecisas y dan lugar a confusiones. Esta concepción afirma que el método de la filosofía debería estar encaminado al análisis de los conceptos que se usan en un discurso y el de la ciencia debería ser el de la explicación de los fenómenos de la naturaleza. En términos generales, este método no está interesado en conocer la realidad ni en investigar las facultades del conocimiento, como lo hace el método trascendental, sino que concentra su interés en el lenguaje.

Por ejemplo, el norteamericano Michael Dummett ha visto la necesidad de aclarar el significado de los términos utilizados en los discursos políticos de los radicalistas europeos en el siglo XX. Las implicaciones de la afirmación de Hitler de “quien renuncia a luchar en un mundo cuya ley es una lucha constante, no merece vivir” solo se puede advertir después de aclarar el significado bélico que le daban los nazis al término de lucha
3.3.6. Los saberes filosóficos
En páginas anteriores, hemos visto que no existe acuerdo sobre cuál es la naturaleza de la filosofía, cuales son los problemas filosóficos principales y cuáles son los métodos adecuados para resolverlos. Parecería difícil, y aun contradictorio, pretender tener una respuesta univoca a la pregunta acerca de cuáles son los saberes filosóficos. Sin embargo, es innegable que existen subdivisiones de la filosofía, que parecen ser independientes de la posición que se tome acerca de la naturaleza misma del ejercicio filosófico. En la siguiente tabla se intenta presentar y relacionar las divisiones más importantes de la filosofía, tal como se conciben comúnmente en nuestros días:
Saber filosófico
Problemas fundamentales
Metafísica
¿Qué es existir? ¿Qué es el ser?
Epistemología
¿Qué es conocer? ¿Qué es la verdad y cómo alcanzarla?
Lógica
¿Qué es argumentar y cómo hacerlo? ¿Cómo asegurar la verdad a través de la argumentación?
Estética
¿Qué es el arte? ¿Qué es lo bello y cómo determinar parámetros para identificarlo?
Ética
¿Qué es lo bueno? ¿Cómo comportarse de una forma adecuada?

3.3.7                      ¿Por qué y para que filosofar?
Es posible identificar algunos puntos clave relacionados con la importancia de la filosofía en tanto actividad que pueden ser de enorme utilidad y que, además, puede ayudarnos a comprender algunos rasgos comunes de todos los saberes filosóficos:
ü  La actitud crítica ante las posturas y los discursos, representada por la intención de siempre revisar las verdades que se dan por sentadas y por la convicción de que todo argumento puede ser cuestionable, es una marca de todo ejercicio filosófico. Esto es fundamental para asegurar una constante búsqueda del conocimiento y de la verdad.
ü  La naturaleza de la actividad filosófica nos muestra que la argumentación es necesaria y suficiente para el desarrollo de un dialogo constructivo. Saber argumentar es una herramienta filosófica útil para defender nuestras posiciones frente a otros interlocutores.
ü  Una necesidad que suple la filosofía es logra una integración del conocimiento en posiciones globales que nos permitan tener una visión unificada del mundo. La filosofía, tratando de superar la particularidad de las ciencias, tiene como meta producir conocimientos que sean aplicables en una dimensión universal.
ü  Una gran parte de la filosofía, identificada como ética, está encargada de estudiar la acción humana. De esta manera, la filosofía nos lleva no solo a preguntarnos sobre la existencia de las cosas, sino también puede guiarnos sobre lo que nos conviene elegir, como actuar y enfrentarnos ante ciertas situaciones, cómo actuar en aras de nuestro beneficio sin perjudicar el de los demás, etc. 
Hermenéutica y comprensión
De este modo, ya desde su origen histórico el problema de la hermenéutica va más allá de las fronteras impuestas por el concepto de método de la ciencia moderna. Comprender e interpretar textos no es solo una instancia científica, sino que pertenece con toda  evidencia que la experiencia humana del mundo. En su origen el problema hermenéutico no es en modo alguno un problema metódico. No se interesa por un método de la comprensión que permite someter los textos, igual que otro objeto de la experiencia, al conocimiento científico. Ni siquiera se ocupa básicamente de constituir un conocimiento seguro y acorde con el ideal metódico de la ciencia. Y sin embargo trata de ciencia y trata también de verdad.
Hans-Georg Gadamer
Verdad y método.
•           En el contenido teórico del libro se concibe la hermenéutica como un método filosófico. Sin embargo, Gadamer parece decir todo lo contrario. ¿Hay realmente una contradicción entre el texto de Gadamer y la teoría expuesta?
•           Según tu conocimiento sobre el método hermenéutico ¿Por qué Gadamer afirma que comprender la tradición significa conocer verdades?


0 comentarios:

Publicar un comentario

Recomendaciones de cuidados

  Ayude a satisfacer las necesidades básicas Procure que la persona enferma beba mucho líquido y descanse Ayude a la persona enferma a seg...